miércoles, 18 de febrero de 2015

DE MI MUERTE COMO CAZADOR

 

Sí, es cierto, no podría ser de otra forma, 
la soledad me conforta y tu ausencia me brinda placeres
 
que a tu lado no encontraba.
 

Tú me lo has dicho y yo nunca lo he negado.
 
Que soy como un alma perdida,
 
un ente que naufraga en el mar de los olvidados.
 

Y pese a que no soy más que un desolado lobo estepario,
 
mi espíritu se quebranta ante la inmensidad asoladora
 
que tiernamente me infunde tu olvido.
 

No puedo continuar sin ti,
 
aunque tú ya no desees estar conmigo.
 

Te cazaré como un enorme león a un pequeño siervo,
 
que lo toma por el cuello para destazarlo y consumirlo
 
hasta el final del ocaso.
 

De tu cuerpo extirparé tu corazón cuando lata aún vivo.
 
Lo conservaré junto al mío mientras me dirijo
 
a mi reunión con el destino,
 
que me aguarda en el fondo del abismo
 
donde alguna vez estuvieron mis ilusiones.
 





                                                                                                           
   Leonardo Guedázz

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