miércoles, 27 de mayo de 2015

Canción del Hombre

Camina sonámbulo
entre la niebla de su vida,
sus ojos se crispan
y su piel se enchina.
La situación ahora sus rodillas inclina,
y llora
y gime
y... silencio, que llega la hora,
y se regocija.
Vuelve al camino de la soledad infinita,
y llora.
Llora el sonámbulo
entre la niebla de su vida,
regresa al ciclo
porque no se anima...
y no recuerda
y no siente...
Su memoria olvida.
¡Vuelve al ciclo!
Caminante incipiente, vuelve y recuerda
Ojo de Vidrio
si no, no regreses
                                    
                                                                          

Entonces… cuando sea posible volver a hablar de amor.

Lo único bueno del amor se da sólo en el tiempo que éste dura, después de ello ya no tiene sentido intentar volver a hablar de amor, pues éste habrá ya terminado y las palabras que le sigan vacías quedarán, faltas de valor y sentido. ¿Qué objeto tiene hablar de algo en el momento en que ya no se conoce? Éste sólo puede ser conocido mientras aún sea posible sentirlo. Antes y después de ello, pensarlo es inútil. Ponerlo en palabras, imaginarlo, teorizarlo, racionalizarlo, todo ello es un sinsentido. Es una ofensa para el amor mismo, así como para aquellos que aman. Es necesario pues dejar que del amor se encarguen aquellos que aún en él creen, los que sin cuestionarse lo sienten, los que mueren por él, los que viven por él. Retirarse a la soledad, esconderse en las sombras y no mendigar por migajas del amor de los demás. Causar pena, lástima, tristeza, no es digno de uno, no es digno de nadie. Se debe entonces esperar, sin mayor pretensión que esperar. Esperando volver a encontrar el amor, o en otro caso, que sea éste el que vuelva a encontrarnos. Entonces no estará demás, no será de mal gusto y no será absurdo. Entonces… cuando sea posible volver a hablar de amor.


Leonardo Guedázz