domingo, 12 de julio de 2015

LA FAMILIA EJEMPLAR

¡felicidades! usted y su familia son los ganadores de la elección de  la familia ejemplar.   
Nos complace anunciarle por éste medio que usted y su familia han sido los seleccionados de entre muchas familias del país.  Para usted debe ser un orgullo resultar elegido pues este es un evento que sólo se da una vez al año. No nos fijamos en cualquier familia; las familias que ganan éste brillante premio son solamente las que cumplen con los siguientes puntos:
·          El padre de familia debe tener un buen trabajo
·          La madre debe ser ama de casa
·          Hijos estudiando y con calificaciones perfectas
·          Ningún miembro de la familia deberá tener antecedentes penales
·          La familia debe ser muy unida
¡esperen! para poder ganar el impresionante premio deben cumplir con las siguientes tres condiciones:
1.       Recibir la presente carta y al hacerlo, están totalmente comprometidos a cumplir la segunda condición.
2.       Jugar durante tres días lo que les indiquen las cartas que cada tres horas, estarán recibiendo. No  las pueden rechazar o perderán automáticamente. no pueden actuar fuera de las  instrucciones que se dan en las cartas, quien así lo haga será automáticamente  descalificado*.
3.       Sobrevivir  a tu propia familia.

ESPECIFICACIONES
La persona que de la familia resulte ganadora será la que se lleve el premio mayor, el cual le será anunciado el día que el juego termine, en tres días.

Sólo puede haber un ganador. No hay excepción. De no ser así todos serán descalificados.

Nadie fuera de la familia puede saber del juego, o serán descalificados automáticamente.

Se mandará una carta por miembro de la familia, con el material necesario para cada evento.
*La muerte

>>Preguntas frecuentes<<

¿Por qué hacer un juego cuando todo podría hacerse más sencillo? Las cosas sencillas son aburridas, siempre es mejor hacer todo de la forma más entretenida posible. ¿por qué ésta familia? No tengo nada en contra de tan preciosa familia, el azar es el culpable no yo, culpen a su fortuna y en parte a mí aburrimiento.  Me despido, esperando ver un juego de lo más  justo. Buena suerte, será necesaria.
OJO DE VIDRIO

viernes, 10 de julio de 2015

Relato de un hombre que confesó su amor a partir de Asia




El siguiente escrito  resulta ser escueto  de toda artimaña literaria. Deshabitado de ornamentación alguna, tan desierto como las calles arriba de los 30° veraniegos. ¡En fin! Cada cabeza resguarda con recelo detalles de satisfacciones pretéritas y la mía, no es la excepción. La imagen se repite una y otra vez al despertarme del lugar en que duerma: semidesnuda te veo caminar de la cama al baño y del baño a la cama, tu figura acanelada se protege inútilmente del frío del alborecer y tus poros susurran tímidos, la calidez de mis brazos torpes. Acto elegiaco el tuyo, gastar unos minutos más conmigo.
Hace unas semanas que ya no te veo ni por accidente en aquella diminuta ciudad, que me invitaba a tropezar continuamente con tus ojos durante el día y por la noche, pudimos darnos al placer del alcohol y cruzarnos en algún bar, un callejón o incluso, en aquella fiesta que se volvió fugaz al momento de dibujarnos la desnudez póstuma con nuestros labios. Agazapado a mis nervios te miro desde otra medianoche que no compartimos. Los personajes contemplativos de Ryunosuke Akutagawa me hacen  evocar de la misma manera tu espalda,  caudalosos ríos de sal me escurren a la memoria mientras viajo en autobús o fumo un cigarrillo al esperarlo. Mujer, cronista de un centenar de viajes cristalizados en el trazo pintoresco. Me entregué en tu orden y te despediste en mi caos aletargado. Me enseñaste rincones donde la paz se refugiaba, contemplé desde tus muslos la suntuosidad de la naturaleza y encontré paisajes suspendidos en una armonía azulada que tus pechos ofrecían a contra luz de la noche.
Utagawa Hiroshige supo dejar el mar en un grabado, controlar la naturaleza desde su arte y sin embargo, apostaría a que contigo no tocaría ningún instrumento, se entregaría como yo al misticismo de tu cuerpo a partir de  la percepción, que tu mirada sigilosa de culpa en ocasiones no aceptaba.
Si pudiera verte de nuevo; sujetaría tus cabellos con la sutileza de los palillos chinos, y yo mismo los quitaría para el despliegue hermoso de tu cabello, alfombra de bienvenida a un desfile de caricias prolongadas. Despojaría tu kimono y bajo un árbol de ciruelo tiraría flashes con toda la intención mórbida y estética de Araki Nobuyoshi, se escondería mi ternura y comenzaría un amor tan lúdico y preciso en cada instante.

No estás. No te tengo. Ahora me paso las horas hurgando las librerías de viejo y buscando películas de igual época. En mis oídos retumba las composiciones de Shigeru Umebayashi, tu recuerdo me viene y me invades esta calma maldita, agotada de tu ausencia. No hay inciensos ni nada por el estilo, llevo un vaso de whisky a mi boca mientras la mano restante me golpetea la sien. ¿Dónde estás a estas horas de la noche? Quiero rescatarte, a decir verdad yo quiero ser salvado. Quiero penetrar tu amor en silencio, siendo tú  la señora Su y yo el señor Chow, Wong Kar-wai me entendería, y le ruego dirija al menos una de nuestras noches, junto a un faro reflejando la sombra de cada gota al llover.

Los diálogos corpóreos se nos han callado de tanto olvidarnos ¿por qué? No lo sé y tú tampoco, pero caminas a prisa, deslumbrada por el tiempo. He de quedarme aquí, a esperar que la mecanografía te traiga de vuelta en mis horas solitarias. ¿O buscarte en tus laberintos carentes de sentido? Tú sabes de qué hablo. De cualquier forma te pienso, te fumo y hasta te inhalo, perfume para otros olvidado.
Yo desde la ciudad de la cantera te busco y tú en la jungla de los rascacielos en cada museo y a cada paso acompañada, te pierdes de mí. Ambos nos cruzaremos en algún sitio diminuto plagado de quietud en Asia. Entonces, compartiremos un amor silente, cuasi religioso y tan espiritual, que nuestros cuerpos se habrán de esfumar al primer roce, ardiente de anhelo.

                                                                                          Hombre de Carbón.