domingo, 16 de noviembre de 2014

Albur Por Jacaranda


ALBUR




 

“Ya no somos dueños de nuestro pueblo”

 

 

-Éste pueblo que antes era nuestro porque los defendíamos, nos lo están quitando, porque ya nadie lo defiende. Nomás soy dueño desta cantina, desto vivo, es lo único que me queda y no tardan en venir a quitármelo.

 

-Pos a mi ya no me queda deotra, por eso vine a despedirme de usté Don X, la semana pasada vinieron por última vez a mi puesto, nomás están pide, pide y pide de lo más caro que tengo y luego se largan sin pagar, y uno… uno no puede decir nada ¡nos matan! Por eso yo mejor me voy, me llevo a mi mujer y a mi niña, nos largamos de éste pueblo lleno de plomo.

 

-Pos nos vemos, si es que Dios… no, si es que estos hijos de la chingada me dan licencia.

-Usté no les haga caso y va a ver cómo nos volvemos a ver.

 

Y no he vuelto a ver al muchacho este, ni supe a donde se fue, se me olvidó preguntarle y ya no le pude contar lo que pasó.

 

-¡Vieja, ya me voy a abrir, me llevas de comer!

-¡Te digo que ya cierres esa mugrosa cantina, te van a matar!

-¡Cómo te explico que esa mugrosa cantina nos mantiene! No te apures, antes los mato yo.

-Pero… -¡Ya! Tú llévame de comer, por favor.

 

Y que no me llevó de comer la vieja, le ha de ver dado miedo llegar y ver que estaba agujerao. ¡Qué bueno que no fue!

 

-Don, denos la botella de tequila más cara que tenga y dos vasos por favor.

-Aquí está, sírvanse señores.

-¡Salud!

 

Esos hijos de la… se zamparon la botella como agua y me siguieron pidiendo más.

 

Ya, ya se había hecho tarde y bien sabía yo quenes eran esos dos, pero pos el chiste aquí es echarse el albur.

 

-Señores, les paso su cuenta, ya es re tarde y voy a cerrar.

-No don, guárdese la cuenta, ya nos vamos ¡jajaja!

-Discúlpenme caballeros pero de esto vivo yo y de aquí no se van hasta que me paguen lo que tomaron.

 

Ya sentía la bala adentro cuando me sacaron dos escuadras los cabrones.

 

-Tons, así va a ser la cosa Don X.

-Pus que así sea, yo no vivo pa’mantener huevones, yo tengo una familia y si de por si no hay gente que venga a comprar, ahora que ustedes andan por aquí vienen menos, y ya les digo, me pagan o me pagan. Si acaso, yo también tengo una pistola.

 

Yo pensaba en ¿quén iba a mantener a mi vieja después de que me mataran estos pelaos?

 

-Ah mira tú pistacho, a ver si el Don sigue de gallito cuando le haga un agujero a esa mano.

-Yo ya les dije y pus… me han de matar, pero uno se va a quedar tendido aquí conmigo, ustedes verán como le hacen señores, pero me pagan de una forma u otra.

 

-Tons si se nos va a poner al brinco Don.

 

¡No hombre cuando se metió la mano en la chamarra ahí si dije “con tres no puedo”!

-Tenga su dinero ¡Hombres como usté hacen falta en este pueblo! Todos son unos collones.

 

Y que se van, no volvieron y me  dejaron más dinero del que era. Pero así es esto y pus me seguiré echando un albur cada que sea necesario pa’ defender este pueblo, este pueblo que es muy mío.

 
 
 
 
Jacaranda cafetera
 

sábado, 1 de noviembre de 2014

A la hora de Charlie P. por hombre de Carbón

A la hora de Charlie P.


Todo va bien con las notas
y contigo, por ejemplo;
drifting on a reed,
a la hora de danzarnos
en el bar de la avenida seis;
bird of the paradise,
a la hora del intermedio
en el momento, que el cuarteto brinda;
pagar la cuenta, salir
y a la hora de abordar un taxi,
contigo de la mano, don´t blame me;
nows the time,
al entrar en mi habitación
y cerrar las cortinas;
a la hora, de encontrar tu rostro
a obscuras y besarte,
autumn in the New York;
comenzar a hacerte el amor
sobre el escritorio, vendría
perfectamente bien, how deep is the ocean;
a la hora de sentir nuestra sal
y contemplarte, en el silencio
de mi éxtasis, all the things you are;
encender el cigarrillo, dar unas caladas
y escuchar, april in París;
el sol ya toca la ventana,
es hora de un café antes de ducharnos
y escuchar, confirmation;
ahora sí, ducharnos
y enjabonar tu sexo al ritmo
de bongo beep;
llevarte en autobús
a la central (esa, donde
perdí la vida entre andenes)
mirar por la ventana, mientras
suena y sueñas, east of the sun;
y a la hora de volver
alicaído, arrastrando mis pies
y tropezando la mirada en cada plaza,
my old flame;
todo va bien con las notas
y contigo, por eso,
Charlie Parker a la hora,
de escribirte.


Hombre de Carbón

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Los últimos hálitos de Octubre por Hombre de Carbón

Los últimos hálitos de Octubre.

Sobre la balanza de éste, libra, 31 lunas
 se disputan en peso con tu ausencia;
 la columna de libra parece flaquear,
 ambos brazos le pesan casi, como la muerte.
 Tu ausencia logra descender hasta los pies
 de éste, libra, y justo, cuando las lunas parecen
 dispersarse a su sitio de origen,
 un frío de madrugada desploma
 el cuerpo débil de éste, libra,
junto con las 31 lunas y tu ausencia.
 Todo se derrama por la habitación,
cual si fuese tinta
sin surcos sobre una página,
 y a las 9 de la mañana, una ola de sol,
 depura los último hálitos de un octubre.




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Hombre de Carbón

Don concepción Por Jacaranda

DON CONCEPCIÓN


-Yo no sé para qué me traen más personas aquí, si ya saben que no me gusta.
-Para que no esté solo Don Concepción.
-Yo necesito compañía que dure, que no se muera, o al menos que viva hasta que me muera yo; no quiero ser grosero doctor, pero ya debe saber usted que a mí me entristece mucho tener que ver partir a todos los que llegan. Sólo yo no me muero.
- ¡Shhh! No diga eso, que va a asustar a su compañero… usted es muy fuerte, por eso no se muere, y no se va a morir va a ver que pronto se va a ir de aquí.
-No, si no crea que me hacen menso, ya llevo once meses aquí, ya sé que de ésta no me salvo. Al menos deles la misma medicina que a mí, ha de ser muy buena, no más no me muero.
-Don concepción, ellos no tienen lo mismo que usted ¿cómo les voy a dar ése medicamento?
(Susurros)
-Bueno pues, pero ¿qué tiene el muchacho?
-Cáncer de pulmón.
-¿tan joven? Ah Dios mío.
-Él no fuma, Don, lo que pasa es que sus papás fuman como tren y pues, ya ve.
-¿Y ellos no tienen cáncer?
-No sé, el muchacho vino solito porque se sentía mal, sus padres no han aparecido.
-¿cuál es su estado? ¿Se va a morir?
-Pues si… de hecho no le queda mucho tiempo.
-¡ES EL COLMO! ¿No le estoy diciendo que traiga gente sana?
-¿Y cómo quiere que le traiga gente sana a un hospital?
-Pues al menos traiga personas con fecha de caducidad… ¡pues gente que dure, hombre!
-oh pues, entienda, la cama a su lado siempre resulta estar disponible.
-Cómo no va a estar libre, hasta parece que tienen prisa por dejarme, si yo no les hago nada, no mas no entiendo porque se mueren tan pronto… o cámbieme a mí a otro cuarto
-Pero si usted ya está bien instalado aquí, ¿quiere que movamos toda su ropa?
-Ni siquiera debería tener ropa aquí, siempre traigo la misma condenada bata azul, ya habría de cambiarme el color, soy cliente frecuente...(mueca) mejor olvídelo.
-¿Ahora qué?
-La enfermera me cae bien, aquí déjeme. Al menos es la única que no me deja… y usted, pero usted no cuenta.
-Bueno, ya me voy, descanse, tengo que ir a revisar la sala de emergencias.
-Vaya, déjeme.
   
Cuando volví a hacerle compañía a Don concepción a la siguiente semana, lo noté más apagado que de costumbre, era de esperar después de ver partir a una persona más.

-Doctor, que sea el último.
- mmm ¿Último qué?
-El último paciente que trae aquí
-Será el último por un tiempo hasta que llegue otro, ya sabe que esa cama se debe ocupar.
-Tal vez sea yo ¿verdad?
-¿Usted qué?
-Deberían llamarme “el parca”, todos los que vienen a mi lado se mueren.
-No, no creo que sea usted,digo ¿si sabe que un gran número de personas mueren cuando vienen al hospital, verdad?
(Suspiro)
-Déjeme sólo doctor. Hoy no me siento con ganas de hablar.
-Bueno, nos vemos mañana, que pase buenas noches.
-¿Hoy si regresa a su casa?
-Hoy si regreso a mi casa, don Concepción.
-Bien por usted, hasta mañana.
   
A la mañana siguiente la noticia que recibí, fue menos amarga de lo que esperaba.

-¿Qué es esto?

-Una nota, Don concepción la tenía en la mano ésta mañana, falleció en la madrugada.











Jacaranda Cafetera