Tú, jovencita ¿a quién esperas? ¿Por qué has desnudado tus largas piernas blancas?
¿Estabas por dormirte, por eso te has desvestido? te has quitado las faldas
pero aún sigues ahí, sentada, anonadada ante un simple trozo de papel. Dime
linda mujer ¿qué dice ese papel, por qué lo observas de esa manera? Parece como
si tu vida se fuera poco a poco mientras lo ves, como si tu mente se perdiera
lentamente en la inmensa profundidad de una simple hoja de papel, tanto que se
te ha olvidado desempacar o, ¿No es así, es que te vas?…
Dime,
hermosa joven ¿alguien te lastimó? ¿Es de esa persona la hoja que tanto ves?...
Dime,
linda dama ¿qué es lo que te cuenta en esa hoja de papel?...
Dime,
señorita ¿cuánto tiempo llevas en la misma postura? ¿A caso tus piernas de
alabastro no se han cansado aún? observa
bien, estás sobre una cama por qué mejor no te acuestas, ¿es quizá porque no es
cómoda? cierra la ventana ¿no tienes frío? te enfermarás…
Dime,
niña ¿me escuchas o tan sólo no quieres responder?...
Quiero
saber, bella dama ¿por qué razón no me dices algo?
¡Cuéntame
todo de ti, dime qué sientes, qué piensas, qué anhelas! Por favor, cuéntame qué
es lo que dice, qué tanto ves, qué es lo que está escrito en ese papel. Hazme
saber señorita, ¿Por qué no me quieres responder?...
¿Será
que tú también buscas respuestas, le haces preguntas a ese trozo de papel? Niña
tonta, eres tan ingenua, un trozo de papel no te responderá; al igual que tú,
bella joven, tan solo es una impresión a color que otra mente hizo en un lienzo
al que también se le preguntó alguna vez alguna cosa...
Pero
dime, hermosa mujer ¿qué es lo que tanto lees en ese pedazo de papel?
Anónimo