Olvido
“Olvidando que
los recuerdos también se olvidan…”
Beso de muerto
– San Pascualito Rey
Lejos, en el horizonte todo se
disipa, se confunde, se pierde. Así ha pasado con cada recuerdo, con todo
querido recuerdo que en el ayer hube atesorado. Me es triste ser participe del
proceso de olvidar, pero me es inevitable, pues éste siempre llega. Los
recuerdos se van perdiendo de forma inadvertida. Nunca he sido capaz de notar
en qué momento comienzo a olvidar. Cuando me percato es ya demasiado tarde, ya falta
algo. Los detalles son los primeros en esfumarse, pero ése es el problema, para
mí todo son detalles. Con el paso del tiempo éstos se difuminan, se mezclan con
otros, desaparecen. Y las sombras grises que los suceden, a vez son sucedidos
por otros recuerdos, se confunden. Cuando noto que algo he perdido es cuando
aparece la tristeza. Recuerdo que algo aconteció, pero no recuerdo qué. ¿Era un
buen recuerdo? ¿Fue acaso un buen momento? ¿Habré sido feliz? De pronto no soy
capaz de distinguir su olor. Su rostro que antes aparecía en cada noche en vela
y tras cada sueño, ahora creo verlo en cada mujer que en mi camino se
atraviesa, pero eso porque ya no lo recuerdo. Los besos que tan tiernamente le
entregué, ya no sé si en la realidad sucedieron, o sólo acontecieron en la
imaginación de mis sueños. Incluso las letras que formaban su nombre se
encuentran perdidas en un caos de inagotables letras y éste, su nombre, carece
ya de sentido. Y es entonces cuando la melancolía me agobia. Ya no sé si es por
haber perdido, junto con su recuerdo, una gran parte de mi vida, o simplemente
por haber perdido un recuerdo. Recuerdos… recuerdos. Y de nuevo en el horizonte
todo se disipa, se confunde, se pierde. Y olvido, olvido incluso el motivo por
el cuál comencé a querer recordar. ¿Qué quise recordar? ¿A quién quise
recordar?
Leonardo Guedázz |