domingo, 2 de agosto de 2015

OLVIDO

Olvido

“Olvidando que los recuerdos también se olvidan…”
Beso de muerto – San Pascualito Rey


            Lejos, en el horizonte todo se disipa, se confunde, se pierde. Así ha pasado con cada recuerdo, con todo querido recuerdo que en el ayer hube atesorado. Me es triste ser participe del proceso de olvidar, pero me es inevitable, pues éste siempre llega. Los recuerdos se van perdiendo de forma inadvertida. Nunca he sido capaz de notar en qué momento comienzo a olvidar. Cuando me percato es ya demasiado tarde, ya falta algo. Los detalles son los primeros en esfumarse, pero ése es el problema, para mí todo son detalles. Con el paso del tiempo éstos se difuminan, se mezclan con otros, desaparecen. Y las sombras grises que los suceden, a vez son sucedidos por otros recuerdos, se confunden. Cuando noto que algo he perdido es cuando aparece la tristeza. Recuerdo que algo aconteció, pero no recuerdo qué. ¿Era un buen recuerdo? ¿Fue acaso un buen momento? ¿Habré sido feliz? De pronto no soy capaz de distinguir su olor. Su rostro que antes aparecía en cada noche en vela y tras cada sueño, ahora creo verlo en cada mujer que en mi camino se atraviesa, pero eso porque ya no lo recuerdo. Los besos que tan tiernamente le entregué, ya no sé si en la realidad sucedieron, o sólo acontecieron en la imaginación de mis sueños. Incluso las letras que formaban su nombre se encuentran perdidas en un caos de inagotables letras y éste, su nombre, carece ya de sentido. Y es entonces cuando la melancolía me agobia. Ya no sé si es por haber perdido, junto con su recuerdo, una gran parte de mi vida, o simplemente por haber perdido un recuerdo. Recuerdos… recuerdos. Y de nuevo en el horizonte todo se disipa, se confunde, se pierde. Y olvido, olvido incluso el motivo por el cuál comencé a querer recordar. ¿Qué quise recordar? ¿A quién quise recordar?


Leonardo Guedázz