Capítulo
4
Esto
no es amor
Sigo pasando por el parque, aun me siento a leer en la
banca de siempre, pero como pensé ella no ha aparecido. La gente se aburre con
su rutina, siempre quejándose de que la vida debería ser más emocionante; en
cambio a mí, me encanta la sensación de adrenalina cada que me acerco a este
lugar, todo el tiempo esperando ver esa cabellera negra, despeinada; esa piel
blanca; sus piernas largas; su cuellito flaco y sobre todo esos ojitos tristes
que siempre me hacían querer protegerla; tengo tantas ganas de ver a Mercedes.
Nunca he estado enamorado, ni
siquiera ahora…
-¡Hey Rafael! ¿Qué hay amigo?
-¿Cómo te va René? ¿Dónde has
estado? hace tiempo que no te aparecías.
-Estuve trabajando, me contrataron
para hacer una mudanza, ya vez el negocio de mis abuelos.- ah, es verdad sus
abuelos tienen un negocio de mudanzas.
-Ya veo, y ¿Qué tal el trabajo?
¿Quiénes son los nuevos vecinos?
-No, no hay nuevos vecinos; trabajé
para unos que se iban, desgraciados no creí que fueran a ir tan lejos y ahí voy
yo a aceptar el méndigo trabajo.
-Debiste preguntarles primero a dónde
iban – a veces me sorprende la inteligencia de mis amigos.
Si, lo sé, lo normal sería preguntarle quiénes eran los
que se iban, pero creo que ya sé la respuesta. No soy de los que se atreven a
hacer ese tipo de cosas que salen en las novelas, no, yo para nada soy así, y
si lo hiciera no cambiaría mucho. Ahora que lo pienso bien, no tengo realmente
una razón para hacerlo, ni siquiera estoy enamorado.
-Sale pues, ya me voy, tengo que entregar los papeles e
ir a llevar las últimas cajas, nos vemos carnal.
-Nos vemos Rene. Vaya ya son las ocho debería ir yendo a
casa.
Si mal no recuerdo, aquí había un rincón de lectura. Me
pregunto si ese anciano sigue allí…
-¡Buenas noches! Don Emiliano ¿está aquí?
-Buenas noches muchacho ¿Qué te trae por aquí?
-Solamente pasaba por la calle y me dieron ganas de
visitar ¿Cómo ha estado? ¿Ya no se acuerda de mí?- Don Emiliano, cuanto tiempo
sin verlo, se le notan ya los sesenta años.
- Jajaja como no me voy a acordar, tú eres el muchacho
Rafael el que siempre andaba robándose las historietas.
-Si… ese mero…
-Hace ya rato que nadie viene a ver mis libros, ven
siéntate, vamos a platicar un rato ¿quieres una tacita de té?
-Sí, gracias, yo lo sirvo usted siéntese- es increíble
como con los años las personas se vuelven cada vez más pequeñas, pero más
interesantes.- haber aquí está su taza Don Emiliano.
-ah sí, gracias muchacho; [suspiro] cómo pasan los años
hace solo siete que nomas escuchaba tus pacitos junto con los del muchacho René correr por aquí, nada más andaban viendo que se llevaban, hehehe, eran un par
de pingos. ¿Cuántos años tienes ya? ¿Dieciocho?
-Si dieciocho Don Emiliano, que buena memoria tiene
usted- me gustaría ser como el cuando me vuelva viejo.
-¿qué te pasa muchacho? Desde que entraste andas medio
ausente, seguramente es por una jovencita ¿verdad?
-Pues más o menos- que bueno esta este té, ya tenía
tiempo que no me tomaba uno así, pues claro, yo solo tomaba té aquí hace siete
años.
-¿Quieres contarme? Supongo que por eso viniste
-Le contaré…
Le
conté todo lo que había pasado durante esos cuatro meses, nunca me sentí tan
aliviado. Reflexioné sobre todo aquello. Mercedes realmente nunca me dio señal
alguna de que yo le gustara. Solo amistad, eso era todo y ni siquiera de la
buena.
CONTINUARÁ EL MIÉRCOLES 18 DE JUNIO JACARANDA