viernes, 6 de febrero de 2015

MUSICARTE

Musicarte ¿De quién es la culpa?

¿Cuántos tangos escuché sin bailar? ¿Cuántos cuartetos de jazz sin whisky, sin cerveza, sin palabras y sin ti? Musicarte en mi cabeza no es un reclamo. Es un acto necesario, inyectarse dosis de valentía para despertar solo el resto de la semana y no sentir miedo de tu ausencia. Cocinar un huevo frito, un pan tostado y beberse la primer taza de café sin diálogo, duele en los huesos lo que el frío sin tabaco. Girondo lo sabe, está al otro lado de la mesa.
          El hecho de  pensarse a sí mismo no es mera vanidad, ni auto-salvarse, ¿salvarse de qué, o de quién? Las parejas se enmudecen con algarabías torpes, callan los ojos y a penas dejan musitar el tacto. A veces me canso de tanto abrir la boca y el trabajo de hablar, se lo dejo a los dedos. Mira que tus muslos- acordeón lo saben, los percibo cual pieza de Piazzolla pidiendo tímpanos más exigentes.
         
 Hacer de un sustantivo femenino, nuestras conjugaciones en primera persona con muy poco tiempo no es profanar el lenguaje, ni un elogio mucho menos tal vez; que se me acuse de ignorante pero es mi excusa, de rescatarnos en las partituras sin tocar un instrumento, si es que nuestros cuerpos no destilan armonía. ¿De quién es la culpa?

Hombre de carbón

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